Mantenerte al margen no es suficiente.
Está en levantar la voz, hablar claro y tomar posturas y acciones definitivas donde encontraremos el cambio y la congruencia.
Vivimos en un País en donde desde siempre hemos entendido la violencia de género como algo cultural y normalizado; no solo eso, como dice el dicho popular “la ropa sucia se lava en casa”, que significa, “no se debe” comentar, cuestionar y no digamos denunciar, de forma pública, “porque esos temas son cosas privadas”.
En un País como el nuestro, al igual que con los héroes de la revolución o la independencia, los personajes “se manufacturan”, un claro ejemplo de ello es el cura Hidalgo, no se necesita más que dedicar 5 minutos, para darnos cuenta que poco tiene de “héroe” de intachable o de padre de la patria; sin embargo, esto es una consecuencia fundamental del “Panem et circenses” (pan y circo), esta necesidad de construir personajes desde los intereses de algunos, desde que existen comunidades organizadas alrededor de grupos políticos o de poder.
Independientemente del ámbito, estas figuras son manufacturadas principalmente por los medios de comunicación de la mano de aquellas personas que practican lo que se conoce como el mecenazgo, y que dicho sea de paso también existe desde siglos atrás; de forma informal se describe como ese apoyo, que aunque se presente como desinteresado, pues el que lo otorga no exige a sus beneficiarios ningún tipo de devolución o créditos económicos a corto plazo, sí que proporciona una remuneración de carácter íntimo (el placer estético, moral o intelectual, o la satisfacción de la vanidad). Es decir se satisface una necesidad u objetivo a través de este apoyo.
Siempre he pensando que apoyar a cualquier persona u organización(más aún cuando ese apoyo es por un interés meramente personal o comercial) de forma pública implica una responsabilidad, implica que estamos teniendo una postura clara y definida, en la que de algún modo utilizamos nuestros recursos (económicos, políticos, reputacionales o de cualquier tipo) y los invertimos en esa causa, misma que tiene, regularmente, un nombre, en el caso de empresas y también un apellido, en el caso de las personas.
Hoy en México existe un ejemplo claro y contundente de este ejercicio que hoy he descrito en los párrafos anteriores: ANDRES ROEMER
(Para efectos de este texto, se señala como A.R.).
Empezaré diciendo que yo nunca conocí a A.R., es probable que hayamos coincidido en algún lado, pero no recuerdo ningún tipo de interacción o charla; en varias ocasiones fui invitado en distintas formas a participar en Ciudad de las Ideas, un proyecto que desde mi experiencia representaba la forma en la que a través del dinero se legitima la falta de conocimiento y pertenencia al arte, ciencia y tecnología.
Nunca me interesó participar, ni involucrarme de ningún modo; para mí era claro que, siempre había demasiado dinero, sin embargo no había metas u objetivos, no se percibía una evolución, mucho menos un plan de largo plazo. Era un centro de encuentro donde el común denominador de quienes ahí participaban era que recibían un pago a cambio; conocí a varias de las personas que ahí hablaban, jamás escuche una buena opinión del Festival, tampoco de quién lo organizaba.
Sin embargo, el evento, muy rápidamente fue reconocido como un Foro “importante” por / para quienes lo apoyaron… Patrocinadores, Gobiernos, Comunidades y “Patronos”. Es así como un Festival evolucionó, con marcas “premium” con asistentes “premium” y sin impacto “premium”, por decirlo de algún modo.
En realidad esto no es una gran sorpresa, A.R. tenía exactamente la misma fórmula; la promesa de ser “premium”, sin ningún tipo de impacto real. Apilaba cargos, títulos y menciones, muchos por solicitud o por pago de todos aquellos mecenazgos; de los cuales también recibía cantidades importantes de dinero; todos querían manufacturar a un intelectual que estuviera a su servicio, sin importar si en realidad lo era o no, una vez más, igual fue el caso con Ciudad de las Ideas, se quería algo “premium”, si lo era o no, eso no era relevante.
Hoy se sabe algo, que desde mucho tiempo atrás se sabía, A.R. no era el intelectual que manufacturaron; era una persona soberbia, con hambre de poder, y con mayor hambre de reconocimiento, dispuesto a hacer lo que fuera necesario, porque él era A.R. aunque el mundo no lo supiera aún. Desde hace muchos años A.R. tenía claro que él lo merecía todo… así se lo habían hecho saber desde pequeño.
Hoy más de 60+ mujeres han alzado la voz y denunciado abusos sexuales y violaciones del pseudo intelectual que lo creía merecer todo; si entendemos que, estadísticamente, solamente un porcentaje menor son quienes deciden actuar y denunciar el hecho, aquí les hago a ustedes la pregunta:
¿Cuántas serán en total?
Tomando en cuenta las que pudieron evitarlo y las que no han decidido hablar al respecto.
Yo personalmente no tengo círculos sociales o profesionales en común con A.R., no frecuentamos los mismos lugares, eventos o grupos; sin embargo yo conozco de forma personal y cercana a 3 víctimas. Viviendo en una Ciudad de nueve millones de habitantes, si hiciéramos una muestra matemática de cuántas personas habrían sido abusadas para que yo conozca a tres de ellas, que, dicho sea de paso, entre ellas no se conocen, ni pertenecen a los mismos círculos, ¿cuál tendría que ser el número total?
Y repito nuevamente mi pregunta:
¿Cuántas serán en total?
Hoy, A.R. es buscado por la Interpol, y por la Fiscalía de la Ciudad de México, se encuentra prófugo en Israel, con la esperanza de que aquel País lo proteja de enfrentar los cargos y las dos ordenes de aprensión que hoy existen por su presunta participación en el delito de violación.
Lo que me lleva a mi segunda pregunta:
¿Todas aquellas personas y organizaciones que lo apoyaron y lo enaltecieron, dónde están hoy?
Qué están haciendo las comunidades, empresas y personas que lo acercaron a sus víctimas; que provocaron y crearon una confianza social en su persona. Que lo posicionaron como una persona honorable, seria y respetada, porque hoy no las vemos alzando la voz, tomando responsabilidad o haciendo algo al respecto.
PERDÓN PERO MANTENERSE AL MARGEN NO ES SUFICIENTE. TÚ, PERSONA, EMPRESA, COMUNIDAD, LO APOYASTE.
TU AL IMPULSARLO, LE DIJISTE AL MUNDO QUE TU MARCA, TU PERSONA O TU ORGANIZACIÓN CONFIABA EN EL. ¿HOY COMO PLANEAS RESPONSABILIZARTE DE ESO?
Hoy mi esperanza es que, si tu empresa, comunidad o persona, creó valor y confianza para A.R,. con o sin conocimiento de causa, le demuestres al mundo que es mucho más importante tomar responsabilidad de nuestros actos y hacer las cosas bien en lugar de “mantenerse al margen” de forma cómoda e irresponsable.
Hoy no caben posturas blandas, “es que yo no sabia” , “parecía una buena persona” , “lo recomendó x”; Y no me mal entiendas, no estoy sugiriendo que exista una corresponsabilidad, mi punto es, así como en su momento apoyaste su persona, hoy es fundamental hacer lo opuesto, desmarcarse, crear una postura sólida que levante una voz, y haga ver que es inaceptable y absolutamente reprochable mantener un vínculo. Necesitas quitarle tu confianza, tu apoyo y hacerlo de forma clara.
Hoy la prioridad es asegurarnos que algo como esto no vuelva a pasar, y mientras no tomes una postura definida y decidida, lo que escucho de tu voz es, no es mi culpa si vuelve a pasar.
Y hoy te digo a ti, A.R. el mundo ya se dio cuenta quien eres, y el problema de construir sobre los hombros de esas personas, es que cuando te los quitan, te caes. Te pregunto, ¿crees que hoy alguien te ayudaría a levantarte? ¿Cuántas personas existen hoy que quieran cargarte en sus hombros?
Como decía Heráclito, el hombre de ayer no es el hombre de hoy, en tu caso el hombre de ayer solo fue una fantasía.
Lo que nunca entendiste A.R. es que no te lo mereces todo; nadie lo merece todo, bien lo decía el Maestro Borges. En contraste, lo que sí te mereces es tu presente; eso si es tuyo, tú lo construiste, eso que hoy vives, eso que nunca pensaste que pasaría, es lo que generaron tus acciones, conductas; esto es tu resultado, es tu legado y es la persona que eres.
Hagamos una diferencia junt@s.
A ti que llegaste hasta este punto, quiero que reflexiones sobre este tema; No importa de quién estemos hablando, cuando hablamos de algún tipo de abuso, en realidad solo podemos tener una de dos posturas:
- -Nos consta que alguien abusó de otra persona.
- -No sabemos si alguien abusó de otra persona.
Cómo puedes observar no hay una opción que sea: sabemos que no abusó de otra persona; y esto es por que no importa lo fuerte de la confianza, no importa si es nuestro padre, hermano, tío, mejor amigo o compadre; si estudio con nosotros, si lo vemos en navidad, trabajamos juntos, o si es alguien que nos ha ayudado o apoyado. No importa tampoco como se porta contigo, con tu familia o con tus amigos, porque nada de eso descarta o anula la posibilidad de que esa misma persona en un contexto distinto pueda abusar de otra persona.
Si en tu mente está “él nunca lo haría” ya empezamos mal, porque la respuesta sólo podría ser, se que lo hizo, no sé si lo hizo, nunca va a ser, sé que no lo hizo.
Nos cuesta aceptar estas situaciones, nos dan miedo, nos hacen sentir culpables, responsables y estúpidos. Lo es pensar que un abuso pudo suceder en nuestra casa, en nuestra familia, en nuestro círculo de amigos o colaboradores; nos espanta, el sentimiento de no haber estado más presentes, más conscientes, más responsables.
Vamos tarde, pero siempre es un buen momento para darnos cuenta que podemos hacer las cosas de otra manera, que podemos levantar la voz y decir, me equivoque y hoy quiero hacer las cosas bien, quiero decirte que mi sí te escucho, que si lo acepto y que estoy dispuesto a hacer algo al respecto.
A la chingada “la ropa sucia se lava en casa”, señalemos y denunciemos a aquellos que ensucian la ropa, no dejemos que se normalice, no dejemos que se catalogue como una mala experiencia, o un mal entendido, no preservemos lo que descompone nuestro tejido social, alcemos la voz, ellas han sido extremadamente valientes, que nos sirvan de ejemplo para nosotros serlo, aunque sea un poquito.